Hoy podemos vivir entre
diez o veinte años más que antes. Este aumento progresivo de nuestra longevidad
inaugura una nueva etapa en la vida de todos: el largo retiro. Veinte años!
...demasiado tiempo para permanecer recostados en una mecedora ¿no cree?
El retiro es una etapa muy ardua y figura
entre los acontecimientos más estresantes de la vida (junto a sucesos como el
divorcio, la muerte de un ser querido y la paternidad). El estrés surge porque,
aunque ya no trabajan, las personas no se sienten "retiradas" y
asocian su retiro con "improductividad". Además,
quien trabajó toda su vida, aprendió a vivir con una estructura y un propósito
y -cuando se retira- siente que ha perdido todo eso.
También es común que el retiro nos asuste,
cuando lo asociamos a una pérdida de identidad. Esto ocurre porque
construimos nuestra identidad sobre la base de nuestra actividad: "Soy
contador", "Soy piloto", "Soy Ingeniero".
Luego de décadas de trabajo, requiere mucho esfuerzo y coraje abandonar los valores del mundo laboral y construir una nueva identidad, despojada de una profesión u oficio.
Cuando trabajábamos, nos quejábamos constantemente de todo aquello que no podíamos hacer por falta de tiempo. Pero al retirarnos, si bien nos encontramos con ese tiempo tan esperado, sentimos a la vez que "ya es tarde" para ciertas cosas:
- ¿Cómo podemos superar esa sensación tan angustiante?
- ¿Cómo podemos hacer para tener el tiempo a favor y no en contra?
Debemos aprender a vivir sin
trabajar. Aunque esto no es fácil y en la mayoría este desafío produce
crisis y confusión. En este aspecto, el retiro es como la adolescencia: si
nuestra adolescencia fue una fase tormentosa (donde tratábamos de descubrir
quiénes éramos y qué queríamos) tras el retiro vivimos una experiencia similar
de cambios (emocionales y físicos), que generan inseguridad y conflicto.
Pero, si el imperativo de la adolescencia era la construcción de nuestra personalidad, el imperativo al retirarnos es su reconstrucción. La edad nos ofrece muchas oportunidades. Tenemos acceso a una nueva fuente de riqueza: el tiempo. Podemos darnos el lujo quizás por primera vez desde que éramos niños de utilizarlo a nuestro favor.
Aunque cueste imaginarlo, tenemos más opciones que antes (cuando debíamos construir y sostener un matrimonio, criar hijos y cumplir con otros compromisos). El retiro puede ser una etapa de crecimiento y auto-descubrimiento. Cuando menos lo esperábamos podemos renovarnos!
Pero, si el imperativo de la adolescencia era la construcción de nuestra personalidad, el imperativo al retirarnos es su reconstrucción. La edad nos ofrece muchas oportunidades. Tenemos acceso a una nueva fuente de riqueza: el tiempo. Podemos darnos el lujo quizás por primera vez desde que éramos niños de utilizarlo a nuestro favor.
Aunque cueste imaginarlo, tenemos más opciones que antes (cuando debíamos construir y sostener un matrimonio, criar hijos y cumplir con otros compromisos). El retiro puede ser una etapa de crecimiento y auto-descubrimiento. Cuando menos lo esperábamos podemos renovarnos!
A la edad de 75 años, el pintor
japonés Hokusai (1760-1849) dijo, "A los 70 años aprendí
mucho sobre la naturaleza, la vida y las personas. Supongo que a los 80
progresaré en ese conocimiento. A los 90, tal vez penetre en el verdadero misterio
de las cosas. A los 100, posiblemente alcance la maestría de mi arte. A los
110, todo aquello que haya hecho, sea un punto o una línea, se verá más vivo
que nunca." Antes de morir Hokusai dijo:
"Si el cielo me otorga diez
años más, o al menos una extensión de cinco, podré convertirme en un verdadero
artista."
Hokusai nos enseña que la sabiduría de la edad
está en la renovación, en encontrar nuevos desafíos y en buscar
significados frescos a nuestra vida. Descubrió que, mientras más edad
alcanzaba, más libre era de aprender por el gusto de hacerlo, sin preocuparse
por ningún otro límite.
Siempre podemos soñar y abrirnos a la experimentación. Todos conocemos personas que han descubierto su talento artístico (en la pintura, la música, la literatura, etc.) o se han volcado a un nuevo oficio, pasados sus sesenta años.
Siempre podemos soñar y abrirnos a la experimentación. Todos conocemos personas que han descubierto su talento artístico (en la pintura, la música, la literatura, etc.) o se han volcado a un nuevo oficio, pasados sus sesenta años.
La creatividad es un medio de renovación espiritual e intelectual.
Aprender algo que nos interesa, visitar un museo, leer libros, viajar, son
algunas "asignaturas pendientes" que todavía tenemos y es
momento de cumplirlas. Al igual que los grandes barcos, que no detienen su
marcha cuando tienen viento a favor, sepamos avanzar aprovechando: todo
nuestro tiempo a favor!
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| Nuestro Orador Cautivo en el Mar Negro. Rumanía. |




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