Las razones pueden ser múltiples: a veces no sabemos con claridad lo que queremos, otras veces lo sabemos pero no establecemos compromisos con nuestros propósitos y con nosotros mismos, nos dejamos consumir por el día a día, por la rutina, por nuestros hábitos, nos distraemos y gastamos nuestra energía en cosas, personas o situaciones que no nos dan ningún valor agregado, mientras el tiempo continúa su ritmo sin detenerse y cuando llega el 31 de Diciembre y ese deseo que prometimos hacer ese año realidad no lo cumplimos, lo terminamos posponiendo para el próximo año y así vamos de postergación en postergación.
Todos disponemos del mismo tiempo: 24 horas, 7 días, 4 semanas, 60 minutos, 12 meses, 365 días al año… unos cuantos avanzan a su ritmo, otros tantos alcanzan lo que se proponen y van por más, mientras que muchos otros continúan en el mismo punto de partida.
¿Qué hace la diferencia entre las personas que alcanzan el éxito y las que se quedaron sólo en el deseo?
Una de las claves es entender, asimilar, instalar en nuestras creencias y vivir este lema:
“Cada uno de nosotros tiene el poder innato de ser creadores de realidades y nuevos mundos”.
Y cuando creas mejores realidades para ti, también lo creas para otro, tu creación trasciende más allá de ti mismo.
“Cada uno de nosotros tiene el poder innato de ser creadores de realidades y nuevos mundos”.
Y cuando creas mejores realidades para ti, también lo creas para otro, tu creación trasciende más allá de ti mismo.
Ahora bien, cuando decidimos volver realidad un deseo, anhelo o sueño, debemos tomar en cuenta que hay un precio que pagar, y cada uno tiene un precio diferente: Algunos propósitos exigen práctica, dinero, tiempo, sacrificio, amor, cambios de hábitos, cambios de ambiente, perdón, disciplina, pedir apoyo, fuerza de voluntad, entre otros, es por ello que te invitamos a que tomes un tiempo a solas de reflexión, e identifiques cuál es el precio que debes pagar para hacer estos deseos realidad, y si estás dispuesto a alcanzarlo y asumirlo como tuyo, entonces comprometerte con él, que forme parte de ti, de tu día a día y de tu modo de vida, de manera que cuando lo declares con tu boca el 01 de Enero del 2012, sea con toda la firmeza, la responsabilidad y la decisión que tu propósito se merece, y no sean palabras vacías al aire.
Aquellas personas que se comprometen con sus propósitos, los que se comprometen con su triunfo, son los que logran alcanzarlos y además cada día quieren más y mejores cosas para su vida y para la gente que los rodea, porque han aprendido a disfrutar el camino, a reconocer y celebrar sus pequeños y grandes logros y a no dejarse incapacitar por el miedo al fracaso, sino a entender que toda situación tiene una vivencia, una experiencia, un aprendizaje valioso que nos impulsará a la ruta correcta.
Este nuevo año 2013, debe ser un año excepcional, grandioso y extraordinario ¡Todos tenemos el poder para crearlo!, a comprometernos a hacer realidad esos deseos y propósitos que hemos postergado y atrevernos a buscar nuevos propósitos también.
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| Nuestro Orador Cautivo: Hay que crear en todo momento, en nuestro alrededor y más allá de el. |


