miércoles, 18 de enero de 2012

El Octavo Hábito de Stephen Covey

Después de hacerse rico y famoso con “Los siete hábitos”, ahora el gurú lanza un nuevo hábito: Aprender a oír la voz interior.

Se altamente efectivo ya no es suficiente. En un entorno impredecible, donde lo más valioso es el conocimiento, hay que encontrar la plenitud, la pasión en la ejecución y contribución, en suma, a la grandeza.

Stephen Covey
En “El 8vo. Hábito”, Covey lleva al lector de la mano para que encuentre su voz interna e inspire a los demás a encontrarla, por medio de aquellos elementos de la condición humana para vivir y trabajar mejor, y al final, dejar huella. Stephen Covey conferenciante, religioso y profesor estadounidense conocido por ser el autor del libro de gran venta: "Los siete hábitos de las personas altamente efectivas".

Paradigmas cambiantes:
Durante varios siglos, los paradigmas de la medicina señalaban que el enfermo estaba así por los malos humores que llevaba en la sangre. Así que la terapia era ponerle sanguijuelas para que le quitaran la sangre "mala". No sabemos cuántas personas murieron por ese tratamiento, pero fueron muchas. Tras varios siglos llegó un nuevo paradigma que consideró que el origen de las enfermedades estaba en los "gérmenes", en los invasores externos del cuerpo humano. Y, sobre él, se desarrollaron nuevos tratamientos que permitieron, entre otras cosas, el desarrollo de la penicilina que salvó millones de vidas.

Los paradigmas están lejos de ser un asunto teórico. Se trata de formas de entender el mundo que determinan cursos de acción y que afectan las vidas de millones de seres humanos. De acuerdo con Covey, hay un paradigma que hemos heredado de la era industrial y que se vuelve completamente obsoleto hoy. Pero, vamos por partes.

Covey publicó en 1989 "Los siete hábitos de la gente altamente eficaz", del cual se calcula que se han vendido 15 millones de copias y se constituyó en uno de los textos más influyentes de las últimas décadas. El año pasado, Covey fue más allá y publicó el texto "The 8th Habit", que seguramente pronto estará también en español. El texto refiere una encuesta que señala que sólo 37 por ciento de los empleados entienden lo que su organización quiere. Sólo 1 de cada 5 personas se mostró entusiasmada con las metas de su empresa. Sólo la mitad de los interrogados llegó al fin de semana satisfecho con lo que hizo en la semana. Sólo 17 por ciento considera que su organización estimula la comunicación abierta y respeta opiniones contrarias a las de los directivos. Sólo el 20 por ciento confía en la organización para la cual trabaja. En otras palabras, hay un desencanto y frustración generalizados entre un gran número de trabajadores de todas las empresas. A partir de esta realidad es que Covey propone un "hábito más", el octavo, al que dedica un texto de más de 400 páginas. El octavo hábito hace la diferencia entre el paradigma de la era industrial y la era del conocimiento.

Calcula que hace 20 años, en promedio sólo el 20 ó 30 por ciento del valor que se agregaba a los bienes y servicios provenía de un trabajo relacionado con el conocimiento. Hoy esa proporción llega al 70 u 80 por ciento. La era industrial ve a los trabajadores como un "activo", equiparable a una máquina o a un vehículo. Se trata de "recursos humanos". Covey señala que por el propio interés de las empresas debe verse ahora al trabajador en su integridad, como ser humano que comprende:
  • Mente (inteligencia mental).
  • Cuerpo (inteligencia física).
  • Corazón (inteligencia emocional).
  • y Espíritu (inteligencia espiritual).

El nuevo paradigma consiste en encontrar una voz interior que conduzca y ayudar a los demás a encontrarla también. Para ello se requiere integrar los cuatro elementos. La inteligencia mental permite el desarrollo de una visión a través del pensamiento creativo. La inteligencia física permite que la visión pueda convertirse en realidad a partir del desarrollo de una disciplina. Ninguna de las otras dos podría darse si se carece de pasión, del fuego de la convicción que permite alentar la creatividad y la disciplina. Y al mismo tiempo se requiere de la conciencia que nos permita visualizar la brújula que nos señala lo que tenemos que hacer.

Covey cuenta la historia del singular Mohamed Yunus, fundador del Grameen Bank, como un ejemplo de la forma en que emerge la voz interior. Yunus conoció a una señora que tejía sillas de bambú y ganaba 2 centavos al día. Para poder comprar la materia prima necesitaba 20 centavos que recibía de un prestamista, que a su vez le compraba las sillas a mal precio.

Yunus identificó a las personas de la localidad que necesitaban 20 centavos al día para poder salir de las redes del prestamista y descubrió que eran 42. Haciendo la conversión de moneda sacaba la cuenta de que para poder financiarlos requería 27 dólares al día, que no tenía. Buscó apoyo en los bancos y recibió burlas diciéndole que era imposible prestarle a la gente pobre. Así que optó por pedir prestado el dinero personalmente y luego prestarlo a los artesanos y el sistema empezó a caminar. Sin embargo, ante las dificultades para conseguir más y más recursos de los bancos, decidió que sería necesario de plano fundar uno nuevo. Así nació en Bangladesh una de las instituciones más admiradas y replicadas en el mundo entero, el Grameen Bank.

La frustración se convirtió en una voz que generó una solución. Hay potencialmente un Mohamed Yunus en cada trabajador.

La visión de Covey es que en la era del conocimiento se requiere construir la misión de la empresa con la gente, para lo que se requieren líderes y gerentes que sean capaces de desarrollar sinergias y pasar del estilo de "la zanahoria y el garrote" a otro en el que la gente asuma su responsabilidad.

Asesor de Bill Clinton durante su periodo presidencial y consultor de gobiernos corporativos, Covey asevera que él no inmiscuye ni religión ni política en su trabajo. Sus hábitos respaldan las palabras y de sus páginas salen las ganancias. Su obra más reconocida “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” ha vendido más de 15 millones de copias y es uno de los best sellers no literarios más vendidos en las historia. En 1996, la revista Times nombró a Stephen Covey como una de las personas más influyentes en Estados Unidos. Y, quince años después de publicar su afamado libro, logró añadir un Octavo Hábito. Desde que escribió su famoso best seller, ¿cuáles son los principales retos de la gente?
El nuevo reto es una economía global donde hay que competir con la clase mundial. El problema es que estamos usando un modelo de control industrial en una economía de información, que requiere de liberación y no de control. En otras palabras tenemos que invertir en la gente, usar su talento, pasión y conocimiento. Actualmente, 80% de los buenos servicios son el resultado del valor agregado proveniente del trabajo con conocimiento. Hace 50 y hasta 20 años atrás, esta proporción era únicamente entre 20 y 30%. Nos hemos trasladado de una era industrial a una de conocimiento.

¿Cuál es el octavo hábito?

Encontrar nuestra propia voz interior.

¿En qué consiste eso?

Involucra cuatro cosas: talento, pasión, conciencia y las necesidades que hay que buscar. Cuando esos cuatro elementos se enciman, en el centro encuentras tu voz. El talento se traduce en las cosas para las que eres bueno. La pasión radica en lo que te encanta hacer. La conciencia es lo que la vida te pide que hagas. La necesidad reside en aquello con lo que contribuyes para satisfacer requerimientos humanos. Una necesidad significa el problema que estás resolviendo, la razón por la que te contratan. Ha mencionado que la gente siente un vacío en sus vidas, ¿de dónde viene ese vacío?

Tratamos a la gente como cuerpos. A menudo ignoramos su corazón, mente y espíritu. Sólo pensamos en términos económicos e ignoramos la parte mental, el desarrollo de la persona y su talento. Olvidamos particularmente que sus conciencias los guían a actuar. Sin embargo, hay muchos que toman el trabajo para escapar de sus problemas y responsabilidades. Si sucede. Todo se reduce a que las personas coordinen las cuatro partes: cuerpo, mente, corazón y espíritu. Si se descuida uno de ellos se afectan todos los demás. Entonces te conviertes en una cosa, no en una persona. Es ahí donde entra la filosofía de control y esto se convierte en la definición de liderazgo.

El liderazgo en realidad es una elección basada en autoridad, como en el caso de Mahatma Gandhi. No se trata de una autoridad formal. Gandhi nunca fue electo y tiene una enorme autoridad moral. Se convirtió en el fundador de la democracia más grande del mundo.

¿Qué importancia debería dar la empresa a la esencia de la gente?
Debería haber dos elementos: un profundo significado para que el trabajo amerite el compromiso de los empleados. El segundo es la necesidad de ser íntegros, vivir a través de nuestro sistema de valores. Ésta es la razón por la que las organizaciones corruptas destruyen la confianza. En estos casos todos los empleados quieren protegerse, se ponen en plan defensivo y manipulador sólo para sobrevivir.

En su experiencia, ¿son conscientes las empresas de esto?
Cada vez más desde que enfrentan la competencia global. Al enfrentar alguien que adopta el trabajo de conocimiento con el modelo de liberación, no hay manera de que compitas. No vas a poder producir con alta calidad, los bajos costos y rápida innovación de tu competidor.

¿Qué opina del sector corporativo mexicano?
No soy experto. Mi experiencia en general es que hay demasiado control autoritario. Eso ha hostilizado a muchos trabajadores y la desconfianza hacia la empresa es alta. No podemos generalizar. 
Hay muchas donde esto no es una realidad, pero no se han movido mucho hacia el modelo del trabajador con conocimiento. Necesitan hacerlo para ser competitivos, particularmente si están compitiendo con clase mundial. Los valores mexicanos son diferentes de los estadounidenses. En México se le da más importancia a la vida familiar, las comidas, etcétera.

¿Cree que el octavo hábito aplica a los mexicanos?
Totalmente. El principio de la justicia es básico en México. Consideran el corazón , la relación entre personas, están muy orientados a la familia. En lo referente a la mente, en ésta área debe crecer la inversión en capacitación y educación para que la población sea capaz de competir en la economía del conocimiento.

La gente debe tener mayor iniciativa propia. Se deberían dar incentivos fiscales como aliciente para que las organizaciones inviertan en su gente. La educación es clave en el futuro, de otra forma no van a tener trabajadores de la economía del conocimiento.

En lo espiritual, hay mucha necesidad de involucrar a las personas, en vez de decirles qué hacer. Es un proceso lento, pero mucho más efectivo a largo plazo porque garantiza su participación y compromiso.

México va en la dirección correcta. Lo que se requiere es un valor colectivo de mejora constante, de educación y capacitación continuas.

Los Ocho Hábitos:
1
Ser pro activo
En lugar de achacar las cosas al destino, hay que asumir la responsabilidad de lograr el bienestar propio. Aunque parece obvio, hay gente a la que le pasan cosas: divorcio, despido, enfermedades, etc. Esto es diferente a provocar que las cosas pasen por elección.
2
Empezar con el final en mente
Antes de empezar una tarea debe pensar la meta. Así es más fácil adoptar las acciones que permitan llegar a nuestro fin. Sin dirección clara, los esfuerzos son el vano.
3
Tener claras la prioridades
Lo urgente desplaza lo importante. Se confunde lo prioritario como la vida familiar, las oportunidades, el trabajo comunitario, por hacer cosas que no valen tanto la pena.
4
Pensar en ganar ganar
En las competencias siempre hay un perdedor, sin embargo, en una pérdida siempre hay oportunidades de ganar otras cosas, hay para todos.
5
Buscar entender ante todo
Durante las discusiones, las partes se empecinan con sus propias razones. Esto impide oír la propuesta del contrincante. Es mejor entender al otro y negociar.
6
Hacer sinergia
El todo prevalece sobre las partes. Perseguir intereses propios sin importar los demás es un error, porque más que competir hay que complementarse.
7
Afilar el serrucho
Vivir de prisa perjudica necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales. Estos elementos intrínsecos tienen que estar constantemente en entrenamiento para vivir mejor.
8
Escuchar la voz interna 
Buscar el significado de todo. Entender que los seres humanos son corazón, mente cuerpo y espíritu, para encontrar un balance entre los cuatro y vivir plenamente. No hay que ignorar la necesidad de hacer la diferencia y dejar un legado.
  

  Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com

                                     

Claves para un liderazgo efectivo


Existe una enorme diferencia entre ser líder (lo que requieren las organizaciones modernas) y ser un simple jefe, que se limita a cumplir directivas superiores y buscar que su personal haga lo requerido. El líder es alguien respetado, admirado y seguido por su equipo de colaboradores. Él construye las mejores condiciones para que la empresa avance, dando siempre el ejemplo, diagramando y poniendo en práctica proyectos de cabo a rabo. Él sabe interpretar lo que pasa dentro y fuera de la empresa, y logra, merced a su dinamismo, visión emprendedora y enorme capacidad de gestión, tornar sumamente competitiva a su compañía. Por eso el verdadero liderazgo está tan solicitado en el mundo de negocios moderno. Analicemos, entonces, lo que distingue al líder.

Crea el futuro:

No espera que las oportunidades llamen a su puerta; él las genera, si es necesario. Está acostumbrado a luchar por las cosas que quiere, y sabe que del fruto de su esfuerzo y tesón surgirán logros que, tarde o temprano, se convertirán en realidad.

Promueve y encauza los cambios en la empresa:

Está pendiente de los indicadores del cambio, sea porque internamente algo debe ser modificado, o porque la situación externa precisa dicho cambio. Pero no sólo lo sugiere, ni lo bosqueja: se pone a la cabeza para llevarle adelante con éxito. Realiza todas las tareas que van desde convencer al resto de la necesidad de cambiar, hasta instrumentarlo efectivamente y seguir con detenimiento su evolución.

Es carismático. Desarrolla la empatía:

Sociable, buen comunicador y carismático, el líder se compenetra emocionalmente con los demás, adaptándose a sus interlocutores en el modo y forma en que prefieren ser tratados. Valora y respeta las opiniones y sentimientos ajenos, a la par de promover un diálogo abierto y sincero.

Sabe delegar responsabilidades:

Estimula el crecimiento de sus colaboradores, y cuando les ve preparados, delega funciones en ellos sin temor ni falta de confianza en las decisiones que tomen. Les ayuda en temas menores, pero hasta cierto punto, de manera que no pierdan la capacidad de volar solos.

 Incentiva en sus colaboradores la confianza en sí mismos:

Si alguien piensa que no puede lograr algo, de seguro no lo hará. Si un grupo carece de la suficiente confianza en su capacidad para alcanzar un determinado objetivo, toda formación, experiencia o destreza particular que ostente le servirá de muy poco, pues de seguro fracasará. Por ello, el líder estimula en su grupo el sentimiento de pisar firme, pero además hace partícipe a cada uno de sus miembros de la convicción que serán ellos y sólo ellos quienes produzcan, con su trabajo cotidiano, el futuro posible.

Puede, de hecho, liderar otras áreas:

Por sus habilidades directivas, puede perfectamente desempeñarse con éxito en áreas distintas. Si bien deberá aprender los pormenores de procesos y funciones que hasta ahora no conoce, su capacidad de gerenciar le brindará las herramientas esenciales para llevar adelante al nuevo sector.

Organiza eficientes equipos de trabajo:

Instrumenta objetivos claros y expone los mecanismos de evaluación y control que se utilizarán. Compara con el grupo las desviaciones entre lo real y lo estimado, y juntos analizan e implementan las soluciones pertinentes. Hace que el trabajo sea estimulante para cada colaborador. Abre paso a toda iniciativa. Promueve el aporte de ideas que hagan crecer el proyecto manejado por el grupo. Brinda reconocimiento público a la labor, y alienta a cada integrante a que se supere, otorgándole la posibilidad de capacitarse y asumir mayores responsabilidades. A la hora de dar el ejemplo, está siempre a la cabeza.

Sabe destacar y recompensar los logros de sus colaboradores:

Si es necesario, concibe nuevas formas de recompensar el aporte y desempeño de su grupo. No le pasa por alto que detrás de la concreción de un objetivo ambicioso hay muchas horas de sacrificio y entrega del grupo, y de ciertos miembros en particular. Por ello, y en la medida que puede, intenta que la gratificación sea significativa para el colaborador.

Es tolerante con los errores ajenos:

Ha aprendido que lo importante es mejorar el desempeño, y que esta mejora se sustenta muchas veces en cometer errores y aprender de ellos. De hecho, da ejemplo de sus propios errores. Sabe que una crítica destructiva sólo hará que la persona tenga miedo de equivocarse, se paralice y pierda su confianza. Por ello, no critica, sino ayuda a mejorar. Estimula a seguir avanzando con mejores herramientas.

Cambia las reglas de juego cuando considera que ya no son útiles:

Si la situación no puede resolverse con el actual esquema de reglas (sean éstas mentales o de tradición empresarial, por ejemplo) no teme romperlas y cambiarlas para lograr hacer frente al nuevo escenario. Entiende que a veces hay que construir nuevos caminos, sobre todo cuando los existentes nos alejan demasiado de nuestro destino.

Es flexible, adaptativo y cambiante, incluso con su forma de ver las cosas:

Conservando sus principios, sustentados sobre bases éticas, no teme cuestionar su propia manera de encarar los negocios, de cambiarla si es necesario, y siempre está dispuesto a aprender, a desarrollar nuevas habilidades y a poseer una visión multidisciplinaria.

Colabora efectivamente con otros líderes:

Integra un equipo directivo donde prima la capacidad e idoneidad para resolver problemas, no los cargos y ambiciones personales de cada uno. Entre todos buscan aprovechar las sinergias que se producen, porque saben que varias cabezas piensan más y mejor que una sola. Bajo un plan definido, brindan valiosas soluciones y mejoras a la compañía.

Contrata a excelentes profesionales, incluso de mejor formación que él, y no teme a esto:
Sabe perfectamente que no puede ser el mejor en todo; de hecho, estimula a sus colaboradores a que le superen en formación. No busca destacar por sus títulos; busca ser el mejor gerente. Sus habilidades pasan por otro lado. Por eso, contrata y se rodea de excelentes profesionales, capaces de asumir proyectos ambiciosos y brindar un alto valor agregado a la empresa.

Es seguido por su ejemplo, valores personales y la confianza que pone en sus objetivos, lo que motiva y estimula al grupo:

El líder no obliga a nadie a que le siga, ni que lo tome como modelo. El líder hace, da el ejemplo, influye positivamente y es seguido por sus enormes valores, tanto personales como profesionales. Pero no por ello corta las alas a sus subordinados, o se rodea sólo de obsecuentes. Nada de eso. Estimula el disenso y la crítica productiva que conlleva una mejora de las cosas, es humano y solidario, y es por ello que es preferido a cualquier jefe a la antigua. Brinda libertad y se limita a dirigir la mirada hacia el camino, hacia donde se debe llegar. Él irá primero, y acompañará activamente a su grupo.

Reduce todo a lo esencial. No muere en un mar de detalles y posibles complicaciones:

Sabe mirar la esencia de las cosas. Ataca el nudo del problema. No se distrae con los detalles o posibles dificultades para llegar a la meta, ni tampoco permite que le desmoralicen y aparten de su objetivo. La vida es simple, y son los hombres quienes la complican, sería su frase preferida.

Asume riesgos controlados y actúa:

No se queda en proyectos e ideas; busca llevarlos a la práctica. Todo involucra cierto riesgo y él lo sabe. Pero cuando está mayormente seguro, luego de establecer las medidas para prevenir y acotar posibles contingencias, avanza directamente hacia el objetivo. ¿Que surgen otros problemas en el camino? Es lógico que así sea, pero él confía en su capacidad de trabajo y resolución, y en el profesionalismo de sus colaboradores. De seguro les resolverán.



Conclusiones:

Hemos observado los rasgos más importantes que un buen líder debe poseer. Pero no nos quedemos sólo con esto. Miremos hacia nosotros mismos, y para ello, nada mejor que el siguiente cuestionario. Busca ayudarnos a conocer qué tenemos que mejorar. No cubre, ni mucho menos, la totalidad de puntos a encarar, pero es un buen inicio. Le pido, entonces, que responda a cada pregunta de forma precisa y honesta, anotando en un papel los puntos sobre los que sienta que debe hacer algo.

· ¿Cuáles son mis fortalezas y debilidades? ¿Cómo puedo incrementar las primeras y compensar o mejorar las segundas? Recuerdo que mi punto de apoyo e impulso son mis fortalezas.

· ¿Qué nuevos conocimientos o habilidades debería disponer para realizar mejor mi trabajo? Hago una lista y establezco prioridades. ¿Dónde puedo adquirirlos?

· A la hora de tomar decisiones, ¿estoy seguro de lo decidido y sigo adelante, o dudo permanentemente sobre si tomé el camino correcto? ¿Transfiero esta inseguridad a los que me rodean? ¿Creo con ello, desconfianza e inseguridad en los demás?

· ¿Cuán seguro estoy de mí mismo y de mi capacidad para conseguir lo que pretendo? ¿Me falta confianza? ¿Busco siempre estar absolutamente seguro de todo antes de dar un paso adelante? ¿Temo enfrentar cualquier riesgo? ¿Pienso que posiblemente fracasaré al hacer algo, antes de intentarlo?

· ¿Qué tan a gusto estoy en mi trabajo? ¿Qué me disgusta? ¿Cómo podría mejorar lo que me desagrada?

· ¿Cuán buena es mi relación con mis colegas y subordinados? ¿Qué cosas atentan contra ella (preconceptos, viejas disputas, etc.) que deba olvidar o modificar? ¿Realizo acciones concretas para incrementar y mejorar la relación, o simplemente actúo reactivamente (cuando me saludan, saludo...)?

· ¿Conozco las cualidades y aptitudes especiales de mi colaboradores? De hecho, ¿les conozco, o son simplemente un número en mi lista de personal? Si alguien me preguntara por el Capital Intelectual de mi empresa, y yo tuviese que pormenorizar los aportes de mis colaboradores, ¿sabría qué contestar?

· ¿Sabría echar mano del know-how de mi empresa para emprender proyectos diferentes?

· ¿Qué tan innovadora y flexible es mi manera de ser y pensar? Analizo mis preferencias y actos cotidianos. ¿Se contradice lo que hago con lo que desaría hacer? ¿Por qué?

· Cuando hay que trabajar bajo presión, ¿cómo me comporto? ¿Pierdo el control y reacciono mal? ¿Acepto la presión y la canalizo positivamente?

· ¿Controlo mis impulsos, evitando estallar por cualquier motivo? ¿Poseo un carácter estable, o soy un manojo de nervios?

· ¿Cómo me comporto cuando debo trabajar en equipo? ¿Colaboro activamente, compartiendo y respetando las ideas de los demás, o intento siempre imponerme, y que mi posición sea la elegida?

· Cuando cometo un error, ¿asumo mi responsabilidad sin intentar justificarme ni ocultar la falta, ni mucho menos culpar al resto? ¿O prefiero descargar la ira sobre mis colaboradores?

· ¿Mi forma de ver la empresa es siempre positiva, dinámica y emprendedora, o en realidad sólo me limito a cumplir mi horario y las funciones encomendadas?

· ¿Intento todos los días construir mi proyecto de crecimiento personal y profesional buscando llegar a objetivos previamente definidos, o simplemente espero lo que me puedan dar los años?

· ¿Miro directamente hacia el mercado? ¿Mantengo un diálogo fluido con clientes, distribuidores y proveedores? ¿Constituye una premisa importante y fundamental el dejar, al menos una vez a la semana, mi cómoda oficina y salir a la calle para conocer de primera mano lo que sucede? ¿Visito las sucursales, hablo con el personal, observo a los clientes cuando eligen, compran, se quejan o reclaman? ¿Luego vuelvo a la oficina y busco colaborar en la solución de los errores que existen, o simplemente dejo que se encargue el personal de la zona?

· ¿Confío en mis colaboradores, o siempre estoy a la defensiva, evitando delegar la toma de ciertas decisiones? ¿Apoyo los controles que ellos realizan, o necesito caer de sorpresa y controlar las cosas yo mismo, verificando hasta el mínimo detalle?

· ¿Poseo el valor y la entereza para afrontar la conducción de mi empresa en momentos difíciles, en medio de una crisis o en tiempos de recesión?



 Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com


       


                                           

El Fuego de la innovación

En la mitología griega, Prometeo fue quien favoreció el progreso de los hombres: Prometeo es quien enseñó a los hombres a subyugar a los animales y a usarlos como auxiliares en el trabajo. Les mostró la forma de construir barcos y velas para la navegación, les enseñó a observar las estrellas, a dominar el arte de contar y escribir, a descubrir los metales debajo de la tierra y a preparar alimentos nutritivos y remedios para curar las dolencias.
Esquilo. Autor de Prometeo
Pero un día desafió a los Dioses, irrumpiendo en el Olimpo y robándoles el fuego. Ante su arrogancia, Zeus decidió castigarlo atándolo a un acantilado, para que las águilas comieran por siempre su hígado.

El mito de Prometeo es uno de los más populares acerca del desarrollo de la humanidad: al entregarnos el "fuego de los Dioses", nos dio un elemento esencial del orden material y espiritual.

La Filosofía, la Historia y la Educación han tomado de él valiosas lecciones. Pero, ¿qué pueden aprender de él los innovadores y emprendedores de hoy? ...que aquellas organizaciones, que pretendan ser genuinamente innovadoras, también dependerán de un cierto "fuego"!


Toda organización debería tener su Prometeo... y -por qué no- un poco de la arrogancia de aquel. Su arrogancia consistió en creer que una persona podía, con sus propios poderes, resolver problemas que los Dioses no habían resuelto.




Este tipo de arrogancia es necesaria para innovar:

Prometeo no sólo desafió la sabiduría convencional -que el hombre no podía utilizar el fuego- sino que enfrentó el Poder (los dioses) que pensaban que el hombre no merecía este elemento.

Esto es exactamente lo que debe estar dispuesto a hacer un innovador: enfrentarse a la sabiduría convencional, que dicta aquello que es "necesario, útil... y posible". Al igual que Prometeo, debe desafiar una estructura de poder y superar la inercia del conjunto.

                                          

Los sistemas siempre tienden hacia su conservación: 
Innovaciones que hoy tienen éxito no fueron desarrolladas antes porque la organización no estaba dispuesta a asumir el riesgo. En la ciencia, las viejas ideas no se abandonan hasta encontrar nueva y reveladora evidencia. En el campo de la tecnología, muchas innovaciones son ignoradas -simplemente- porque no se puede convencer (a alguien con poder) para utilizarlas...

Prometeo creía que el fuego era necesario, útil... y posible!:


Confiaba en que podía robarlo y que valía la pena hacerlo. El innovador tiene esta misma seguridad. Después de todo, los constantes avances científicos y tecnológicos demuestran que el conocimiento alcanzado en un determinado momento siempre es incompleto o incorrecto. Cada vez que alguien piensa que su descubrimiento es el mejor, aparece otra idea mejor. Los nuevos descubrimientos prueban que "lo necesario, útil y posible"... cambia constantemente.

Prometeo era un emprendedor:

Posiblemente fuera también una persona problemática, frecuentemente castigada e ignorada. Es habitual que los emprendedores e innovadores sean considerados rebeldes. Sus ideas, proyectos e iniciativas son vistos como revolucionarios, no autorizados y contrarios a los objetivos organizacionales. Por ello, así como Zeus castigó a Prometeo, muchas organizaciones castigan a sus innovadores. Pero ignorar, castigar, o aislar a los emprendedores transmite un mensaje al resto de la organización que atenta contra futuras innovaciones: "¡no se atrevan!"

Una organización que tenga la fortuna de contar con alguien, que sueña obtener "el fuego de los Dioses", debe aprovechar ese talento y no reprimirlo. De lo contrario, Prometeo llevará ese fuego a otro lugar...




 Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com




                                     

Sugerencias para mejorar su liderazgo

                             
1) Desarrolle una poderosa fuerza de voluntad:

- Una gota de agua que cae sobre la poderosa roca puede, humildemente y con tesón, perforar totalmente la piedra.

- Sea entonces como el agua, dúctil, renovada y tenaz, sobre todo tenaz.

- Nuestra voluntad marca la diferencia entre llegar a la meta, o desanimarnos y desistir.

- Es la poderosa palanca que mueve nuestro universo.

- Acrecentarla día a día, en cada acto cotidiano, constituye la mejor inversión.

2) Busque potenciar las fortalezas y subsanar los defectos:

-Sufrir por lo que carecemos, en vez de ver nuestras fortalezas (y todo lo que podríamos generar con ellas), sólo nos llevará a la inacción.

-Todos tenemos puntos fuertes y débiles; potenciemos entonces los primeros y corrijamos los segundos.

-Apoyémonos en lo que hacemos mejor, buscando oportunidades para aprovechar nuestras fortalezas.

-Porque en ese ámbito usted puede dar lo mejor de sí. Además, es lo que le gusta hacer, y para lo que está en mejor forma.

- Resta un consejo: en esa área en la que usted es muy bueno, evite caer en las garras de otro enemigo poderoso y también paralizante. ¿Adivina cuál es?

-Es el excesivo perfeccionismo. Muchas veces, en la idea de no lograr el ansiado nivel, se dejan de hacer cosas al considerarse que saldrán demasiado imperfectas. Ni lo uno, ni lo otro.

3) Festeje sus triunfos y aprenda de sus errores:

- Los éxitos constituyen un poderoso estímulo, cierto es.

- Pero de los errores se aprende, y mucho, si les tomamos como escalones necesarios para ascender a la meta.

-Aquí no cabe la soberbia, el amor propio herido, y mucho menos la negación. Hay que aceptar las fallas, preguntándonos qué pasó. ¿Plazos muy ajustados? (¿Por qué se aceptó de esa manera?; ¿Qué otras alternativas de reducción de tiempos no se instrumentaron?)

-Luego, convocar a todos aquellos que puedan brindar solución, ideas e iniciativas para mejorar, a reuniones especiales, y trabajar sobre el problema.

4) Conviva con la incertidumbre:

-En el contexto actual, los cambios se suceden vertiginosamente. Se acabó la antigua seguridad que se tenía en décadas pasadas, donde no se producían modificaciones sustanciales hasta pasado cierto tiempo, y éstas eran, dentro de todo, predecibles.

-Terminó la renovación de productos por otros más grandes o con alguna prestación adicional, para dar paso al tiempo de la Innovación Total.

-Aparecieron escenarios (como Internet, por ejemplo) que modificaron ciento por ciento la concepción de los negocios, que pasaron de ser locales a globales, utilizando comunicaciones instantáneas de muy bajo coste. Y a su vez, esto aceleró la producción de numerosos cambios asociados.

- En este ámbito, muchas veces se debe convivir con la incertidumbre.

- Pero esta incertidumbre es relativa, en tanto y en cuanto podamos afrontarla con estudios y análisis de tendencias, un poderoso know-how e instalaciones reutilizables para proyectos diferentes, un equipo profesional altamente motivado y eficiente, y sobre todo, nuestra mirada siempre puesta en lo que precisa el cliente para anticiparnos a ello antes que la competencia.

5) Aprenda a ver oportunidades en momentos de crisis:

- ¿Crisis... u oportunidad?

-Depende en buena medida de nosotros. En toda crisis surgen nuevas facetas para explotar, sea en el propio país donde esté asentada la empresa, o bien mirando al extranjero para, por ejemplo, exportar u otorgar franquicias o licencias.

-Lo importante de todo esto es nuestra actitud hacia la crisis.

-Es evitar verla como el derrumbe de todo lo que hemos construido, para considerarla directamente como una excelente oportunidad de replantear nuestro negocio, no sólo de cara a su subsistencia regional, sino a su consiguiente crecimiento.

6) Confíe en sí mismo, y no dude de sus posibilidades y aptitudes:

- Quien a cada paso se cuestiona sus actos, duda de sí mismo, y no confía plenamente en sus cualidades, lleva consigo el peor demonio de cara a su vida profesional y personal.

-Porque esta falta de confianza le impedirá desarrollarse y potenciar sus dotes.

-Por ello, no importa en qué contexto estemos, o qué crisis nos toque pasar; nuestra confianza y seguridad deben ser valores inamovibles, sobre los que podamos sustentar todo proyecto presente y futuro.

- No importa si caemos al suelo una y más veces; con igual fuerza y determinación nos levantaremos para continuar dando batalla.

- No importa tampoco si debemos deshacer lo andado, cambiar de rumbo, mudar de ropas. Si nuestra confianza es sólida, de seguro podremos afrontar cualquier desafío.

-  Y cuando las dudas aparezcan, haga desfilar ante sus ojos todos sus triunfos y logros a la fecha.

- ¿Lo ve? Todo eso lo construyó usted. Entonces, ¿qué le impide avanzar por más?

7) Tenga un fuerte espíritu comercial:

- Condición primordial en todo buen directivo.

-Busque nuevas posibilidades de negocio, sea expandiendo su gama de productos, accediendo a nuevos mercados o explotando posibilidades generadas en determinados contextos que sean rentables.

- No tema vender, pues es una de las facetas necesarias en su actividad.

8) Sea una persona organizada:

- Planificar constantemente es un requisito esencial.

-No se elabora un Plan de Negocios sólo al inicio de la empresa, o cuando se debe presentar ante un posible inversor; se planifica siempre.

- Debe hacerse tiempo para ello. Pero además, sea metódico y ordenado.

9) Oriéntate a la concreción de objetivos debidamente cuantificados:

-No diga "debo vender más", pues eso no constituye un objetivo; a lo sumo, es una expresión de deseos.

-Cuantifique y ponga plazo a cada objetivo.

- Por ejemplo, diga "debo vender un 20% más, de aquí a seis meses.

- Toda acción debe buscar la concreción de un objetivo determinado, porque si no es así, puede caerse en el peligro de ir hacia ninguna parte.

10) No trabaje en exceso, sino eficientemente:


-Quien requiere de más horas para concretar una tarea demuestra que algo falla en su concepción del trabajo.

-O pierde el tiempo (por falta de método u organización), o privilegia tareas que no son ni urgentes ni tampoco importantes.

- Nunca crea que llevarse trabajo a su casa es signo de extrema productividad; muy por el contrario, esto demuestra que no ha administrado bien su tiempo en la oficina.

11) Aprenda y mejore a través de la formación continua

-Capacitarse y estar al día son requisitos indispensables para actuar en el cambiante mundo de los negocios.

-Pero esto no debe relegarlo a la formación que pague o promueva su empresa; usted debe preocuparse por su cuenta.

- Suscríbase a revistas de su especialidad, y asista a cuanto curso le resulte provechoso.

- Utilice Internet, a través del E-Learning. Amplíe sus horizontes, porque hoy en día hacen falta perfiles generalistas que puedan adaptarse y navegar en diferentes industrias, y por ello, los conocimientos de distintas especialidades (aún de manera somera) le resultarán muy útiles.

 - No se conforme con su disciplina.

12) Posea una visión optimista de las cosas:

-Dos profesionales técnicamente similares, con idénticas posibilidades, pueden, a lo largo de su vida laboral, obtener resultados totalmente opuestos. 

- Mientras uno busca siempre cómo amoldarse mejor a las circunstancias y aprovechar cuanta oportunidad se presenta, el otro se debate en una madeja de supuestas dificultades, viendo oscuridad donde tal vez sólo falte un poco más de luz.

La manera de ver las cosas de cada uno influirá en los resultados finales; el optimista luchará siempre con renovados bríos por lograr su objetivo, y si debe amoldarse a circunstancias negativas, lo tomará como una excelente posibilidad para explotar nuevas facetas hasta ahora dormidas; pero el pesimista se quedará siempre mirando la vida pasar frente a su ventana, criticando lo mal que van las cosas (las suyas) aunque el resto avance.

13) Crea el futuro:


-  No espera que las oportunidades llamen a su puerta; él las genera, si es necesario.

-Está acostumbrado a luchar por las cosas que quiere, y sabe que del fruto de su esfuerzo y tesón surgirán logros que, tarde o temprano, se convertirán en realidad.

14) Desarrolla la empatía:

-Sea sociable, buen comunicador y carismático, el líder se compenetra emocionalmente con los demás, adaptándose a sus interlocutores en el modo y forma en que prefieren ser tratados.

-Valora y respeta las opiniones y sentimientos ajenos, a la par de promover un diálogo abierto y sincero.

15) Sabe delegar responsabilidades:

-Estimula el crecimiento de sus colaboradores, y cuando les ve preparados, delega funciones en ellos sin temor ni falta de confianza en las decisiones que tomen.

-Les ayuda en temas menores, pero hasta cierto punto, de manera que no pierdan la capacidad de volar solos.

16) Incentiva en sus colaboradores la confianza en sí mismos:

-Si alguien piensa que no puede lograr algo, de seguro no lo hará.

-Si un grupo carece de la suficiente confianza en su capacidad para alcanzar un determinado objetivo, toda formación, experiencia o destreza particular que ostente le servirá de muy poco, pues de seguro fracasará.

-Por ello, el líder estimula en su grupo el sentimiento de pisar firme, pero además hace partícipe a cada uno de sus miembros de la convicción que serán ellos y sólo ellos quienes produzcan, con su trabajo cotidiano, el futuro posible.

17) Puede, de hecho, liderar otras áreas:

-Por sus habilidades directivas, puede perfectamente desempeñarse con éxito en áreas distintas.

-Si bien deberá aprender los pormenores de procesos y funciones que hasta ahora no conoce, su capacidad de gerenciar le brindará las herramientas esenciales para llevar adelante al nuevo sector.

18) Organiza eficientes equipos de trabajo:

-Instrumenta objetivos claros y expone los mecanismos de evaluación y control que se utilizarán.

-Compara con el grupo las desviaciones entre lo real y lo estimado, y juntos analizan e implementan las soluciones pertinentes. Hace que el trabajo sea estimulante para cada colaborador.

-Abre paso a toda iniciativa. Promueve el aporte de ideas que hagan crecer el proyecto manejado por el grupo.

-Brinda reconocimiento público a la labor, y alienta a cada integrante a que se supere, otorgándole la posibilidad de capacitarse y asumir mayores responsabilidades.

- A la hora de dar el ejemplo, está siempre a la cabeza.

19) Sabe destacar y recompensar los logros de sus colaboradores

-Si es necesario, concibe nuevas formas de recompensar el aporte y desempeño de su grupo

-No le pasa por alto que detrás de la concreción de un objetivo ambicioso hay muchas horas de sacrificio y entrega del grupo, y de ciertos miembros en particular. Por ello, y en la medida que puede, intenta que la gratificación sea significativa para el colaborador.

20) Es tolerante con los errores ajenos:

- Ha aprendido que lo importante es mejorar el desempeño, y que esta mejora se sustenta muchas veces en cometer errores y aprender de ellos.

- De hecho, da ejemplo de sus propios errores. Sabe que una crítica destructiva sólo hará que la persona tenga miedo de equivocarse, se paralice y pierda su confianza.

-Por ello, no critica, sino ayuda a mejorar. Estimula a seguir avanzando con mejores herramientas.

21) Cambia las reglas de juego cuando considera que ya no son útiles:

- Si la situación no puede resolverse con el actual esquema de reglas (sean éstas mentales o de tradición empresarial, por ejemplo) no teme romperlas y cambiarlas para lograr hacer frente al nuevo escenario.

-Entiende que a veces hay que construir nuevos caminos, sobre todo cuando los existentes nos alejan demasiado de nuestro destino.

22) Es flexible, adaptativo y cambiante, incluso con su forma de ver las cosas:

- Conservando sus principios, sustentados sobre bases éticas, no teme cuestionar su propia manera de encarar los negocios, de cambiarla si es necesario, y siempre está dispuesto a aprender, a desarrollar nuevas habilidades y a poseer una visión multidisciplinaria.

23) Colabora efectivamente con otros líderes:

-Integra un equipo directivo donde prima la capacidad e idoneidad para resolver problemas, no los cargos y ambiciones personales de cada uno.

-Entre todos buscan aprovechar las sinergias que se producen, porque saben que varias cabezas piensan más y mejor que una sola. Bajo un plan definido, brindan valiosas soluciones y mejoras a la compañía.

24) Es seguido por su ejemplo, valores personales y la confianza que pone en sus objetivos, lo que motiva y estimula al grupo:

-El líder no obliga a nadie a que le siga, ni que lo tome como modelo. El líder hace, da el ejemplo, influye positivamente y es seguido por sus enormes valores, tanto personales como profesionales.

-Pero no por ello corta las alas a sus subordinados, o se rodea sólo de obsecuentes. Nada de eso. Estimula el disenso y la crítica productiva que conlleva una mejora de las cosas, es humano y solidario, y es por ello que es preferido a cualquier jefe a la antigua.

-Brinda libertad y se limita a dirigir la mirada hacia el camino, hacia donde se debe llegar. Él irá primero, y acompañará activamente a su grupo.

25) Reduce todo a lo esencial. No muere en un mar de detalles y posibles complicaciones:

-Sabe mirar la esencia de las cosas. Ataca el nudo del problema. No se distrae con los detalles o posibles dificultades para llegar a la meta, ni tampoco permite que le desmoralicen y aparten de su objetivo. La vida es simple, y son los hombres quienes la complican, sería su frase preferida.

26) Asume riesgos controlados y actúa:

-No se queda en proyectos e ideas; busca llevarlos a la práctica. Todo involucra cierto riesgo y él lo sabe.

-Pero cuando está mayormente seguro, luego de establecer las medidas para prevenir y acotar posibles contingencias, avanza directamente hacia el objetivo.

-¿Que surgen otros problemas en el camino?

-Es lógico que así sea, pero él confía en su capacidad de trabajo y resolución, y en el profesionalismo de sus colaboradores. De seguro les resolverán.

27) Autoanálisis:

Hemos observado los rasgos más importantes que un buen líder debe poseer.

-Pero no nos quedemos sólo con esto. Miremos hacia nosotros mismos, y para ello, nada mejor que el siguiente cuestionario.

-Busca ayudarnos a conocer qué tenemos que mejorar. No cubre, ni mucho menos, la totalidad de puntos a encarar, pero es un buen inicio.

-Le pido, entonces, que responda a cada pregunta de forma precisa y honesta, anotando en un papel los puntos sobre los que sienta que debe hacer algo.



 Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com