miércoles, 28 de marzo de 2012

Dependencia Tecnológica

Hoy, existen diversas herramientas tecnológicas que nos ayudan con nuestras actividades. Además de nuestra computadora personal, tenemos los teléfonos celulares, los pequeños organizadores electrónicos (que hacen posible tomar notas durante una reunión, o que activan una alarma cuando es hora de asistir a una cita). También, cuando trabajamos en equipo, están las video-conferencias (que permiten reuniones virtuales) o el simple y económico "chat". Como podemos notar, muchas de estas herramientas tienen que ver con la comunicación. Fuimos incorporando la tecnología poco a poco, al punto que hoy es parte indispensable de nuestra vida. Pero, así como puede ayudarnos a ser más productivos, también puede sumar más presión a nuestra vida, distraernos de las cosas importantes y separarnos de los demás. Por ejemplo, muchas veces nos sentimos víctimas del correo electrónico; del contestador de llamadas; del fax; del teléfono celular; etc.

Todas estas herramientas nos crean un "sentido de urgencia" que nos hace reaccionar compulsivamente: cuando nuestro teléfono suena en cualquier momento y lugar, o el correo electrónico dice “urgente”, nos sentimos forzados a dejar aquello que estábamos haciendo para responder de inmediato. Por lo general, somos interrumpidos durante nuestras tareas más importantes (cuando estamos concentrados en nuestro trabajo, o cuando cenamos con nuestros hijos). Esto nos demuestra que, si bien es cierto que la tecnología hace más "eficiente" la comunicación, esto no implica que la haga más efectiva.

"¿Por qué esta magnífica tecnología, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad? Simplemente, porque aún no hemos aprendido a usarla con tino."


Por fortuna, podemos resistir "la tentación" de reaccionar ante la tecnología y tener una actitud más inteligente frente a ella. Estas son algunas acciones proactivas, que nos permiten concentrarnos en aquello que es más importante: 

-No consultar el correo electrónico cada cinco minutos. 
-Apagar el teléfono celular cuando compartimos un momento con nuestra familia. 
-No utilizar el teléfono como sustituto de las visitas personales. 
-No viajar con nuestra computadora portátil.

No siempre podemos decidir no abrir el correo electrónico, o no contestar una llamada. Pero si podemos decidir hacer las tareas más importantes primero y responder luego los mensajes recibidos. También, podemos evitar recibir comunicaciones del trabajo en nuestra casa. En definitiva, es nuestro poder de decisión y no la tecnología quien determina la efectividad de nuestra comunicación. 

Nuestra manera de utilizar la tecnología puede ayudarnos a fortalecer la relación con otra persona, o a deteriorarla. Si mientras hablamos por teléfono interrumpimos a nuestro interlocutor (cada vez que suena el aviso de llamadas entrantes) le estamos dando un mensaje: nos importa más la tecnología, que la persona al otro lado de la línea. 

Para que no nos ocurra esto, necesitamos comprender que los principios de la comunicación son siempre los mismos, aunque hoy medie la más sofisticada tecnología entre las personas. Para construir relaciones de alta calidad, es fundamental el trato humano. Debemos escucharnos, respetarnos, comprender nuestras diferencias y buscar el mutuo beneficio. Por eso, antes que la tecnología "llame", preguntémonos:

-¿Respondo según mis valores y prioridades reales, o por la presión de las circunstancias?
-¿Estoy eligiendo pro activamente, o reaccionando compulsivamente?
-¿Soy capaz de resistir lo urgente y responder sólo a lo importante?
-¿Comprendo que la tecnología es sólo un medio y no un fin?
-¿La utilizo para ser más responsable, organizar y facilitar mi vida?
-¿Utilizo la tecnología sólo para hacerme escuchar, o también para escuchar a los demás?

Hasta que no podamos comprender y clarificar nuestra verdadera relación con la tecnología, la seguiremos utilizando irreflexivamente. Esto puede significar "perder contacto": con las demás personas y con nosotros mismos. Para mejorar nuestra efectividad, debemos ante todo  preguntarnos... ¿quién está al servicio de quién?


 Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com