Hoy por diversos motivos muchas empresas han reducido su
personal. Consecuentemente, les piden a sus empleados que hagan más de una cosa
a la vez y que cambien de tareas permanentemente. Deben ser lo más eficientes
posible y manejar tantas tareas como puedan y más. De esta manera, menos
empleados cubren más tareas. Esta es una idea de productividad: hacer más con
menos. Pero ¿es el "empleado
multi-tareas" un empleado efectivo?
La atención es un recurso limitado:
Los trabajos múltiples resultan inefectivos en términos
de capacidad de atención y recursos disponibles. Las personas
tienen una cantidad limitada de atención disponible en cada momento. Por lo
tanto, se pueden realizar varias tareas simultáneamente con eficiencia, en
tanto no demanden más atención que la disponible y no consuman todos los
recursos mentales.
Por ejemplo, podemos andar en bicicleta y realizar un
cálculo matemático a la vez. Podemos pedalear en "piloto automático" y prestar toda nuestra atención al
pensamiento matemático. Pero, cuando las condiciones cambian (una zona de mucho
tráfico) y conducir la bicicleta nos demanda más atención, el desempeño de
ambas tareas se dificulta y conducir resolviendo el cálculo matemático podría
no ser muy efectivo.
De manera similar, alternar entre dos o tres trabajos
diferentes puede ser posible si las tareas son relativamente simples y están
bien diferenciadas unas de otras. El problema aparece con tareas que involucran
resolución de problemas, creatividad, integración de pensamientos y toma de
decisiones. Intentar resolver un problema con la mente "aturdida" es una receta para el fracaso, además de una
pérdida de tiempo. Superponer tareas complejas requiere siempre un "tiempo
muerto" o de "aclimatación" hasta
llegar a la concentración necesaria, que posibilitará un buen desempeño y una
mayor productividad.
Por lo general no nos sentimos cómodos teniendo muchas
asignaciones a la vez. Preferimos en cambio un enfoque más lineal y ordenado:
concentrarnos en un proyecto, trabajar ininterrumpidamente en él y recién
entonces pasar a otra cosa. Lamentablemente, pocos podemos darnos el lujo de
trabajar así: superposición de fechas límites, reuniones improvisadas, colegas
que piden ayuda y jefes con urgencias desordenan a diario nuestra "planificación".
Sin embargo, muchas compañías aún siguen creyendo que
pedir tareas simultáneas a sus empleados les ahorra dinero. Esta
desinteligencia es más preocupante porque los trabajos múltiples no sólo
afectan a los empleados, sino que plantean problemas con los clientes. ¿Acaso no nos molesta sobremanera cuando
esperamos que un empleado termine de hablar por teléfono para que nos atienda?
Del mismo modo, ¿no nos afecta cuando alguien no nos brinda su plena atención
como clientes?
Las compañías que consideran los empleados
multi-tareas como una solución a sus problemas de reducción de personal,
podrían estar empeorando su situación. Creen estar haciendo más con menos
cuando, en realidad, están haciendo menos con menos.



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