Educación y política de estado:
La educación es la vía por
la cual el individuo se desarrolla integralmente y se incorpora a la cultura a
la cual pertenece, por ello su calidad interesa tanto en la construcción de la
persona como de la sociedad .
La educación es una función que corresponde a la sociedad en su conjunto y a
cada persona en particular. Los sistemas formales son apenas una parte del
proceso formativo. El Estado, en representación de la sociedad a la que
pertenece, tiene la obligación de proveer lo necesario para que todos tengan
acceso indiscriminado a la educación. Para ello debe considerar la financiación
de la enseñanza como uno de los medios para cumplir con la distribución
equitativa de la riqueza nacional.
El
propósito de brindar igualdad de oportunidades a todos obliga a que tanto las
instituciones educativas públicas como las privadas impartan una educación de
óptima calidad. En un país multi étnico y multi cultural como el Perú la
inversión pública debe asegurar que las distintas poblaciones reciban el mejor
servicio educativo teniendo en cuenta sus particulares características y
condiciones .
En noviembre de 1996 el ex rector de una universidad nacional Agraria y ex presidente
de la Asamblea Nacional de Rectores, por entonces mandatario del Estado, Alberto Fujimori, en uso
de la delegación de funciones que le hiciera el Congreso de la República,
promulgó el Decreto Legislativo 882 destinado a incentivar la creación de
centros educativos de todo nivel con el claro propósito de comercializar el
servicio educativo. Firmaron el decreto junto con el principal responsable, el
primer ministro Pandolfi y el ministro de educación Palermo.
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| Alberto Fujimori |
Se consumó de esta manera la
campaña llevada a cabo por individuos interesados en lucrar con la educación. Fue
así como la codicia quedó instalada en la educación peruana. Hasta antes del D.L. 882 existían en
el Perú dos clases de universidades las públicas y las privadas, las primeras
creadas por el Estado y las segundas por particulares. Unas y otras realizaban
su función educativa enmarcada en normas que no permitían el lucro. Entre
las privadas destacaban, y destacan, la Pontificia Universidad Católica del
Perú, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Universidad de Lima y la
Universidad del Pacífico, todas ellas reconocidas nacional e internacionalmente
por su excelente calidad académica. El
nuevo dispositivo legal dio lugar a la creación de un número indiscriminado de
universidades, institutos superiores y filiales que han llevado a la educación
superior al caos en que actualmente se encuentra, con 92 universidades, de las
cuales, 56 son privadas, 34 filiales autorizadas y más de 500 filiales
clandestinas (Abril de 2009).
Francia con una población de 63.713.926
habitantes contaba en el año 2007 con 85 universidades, nuestro país supera ese
número de universidades con una población que llega ese mismo año a 28.220.764
habitantes. Similar situación se encuentra cuando se compara al Perú con España
y con otros países desarrollados. Dados
los altos fines de la educación superior, la creación de instituciones
universitarias requiere tener en cuenta los requisitos que éstas deben cumplir
para actuar en beneficio de las personas y del país. Para ello consideramos que
estas instituciones deben disponer de: Estudios que demuestren la necesidad
local y nacional de los profesionales que se pretenda formar.
La actual
saturación en campos como la educación y abogacía hacen innecesaria la creación
de más carreras en esas disciplinas, solo como ejemplo. Personal altamente
calificado capaz de cumplir con las funciones básicas de la universidad, tanto
de la investigación, la docencia y la acción social, como para ejercer la
organización y gestión de la institución. La preparación de docentes
universitarios es una tarea compleja que requiere tiempo y dedicación por parte
de la propia persona del docente y de la institución universitaria a la que
pertenece. No es posible garantizar calidad en tantas universidades si no se
cuenta con recursos humanos con trayectoria y acreditación suficiente. Infraestructura,
equipamiento y materiales apropiados para la enseñanza de cada una de las
carreras.
A modo de ejemplo, las carreras de la salud requieren bibliotecas,
laboratorios, anfiteatros y campos clínicos en centros, postas de salud y
hospitales. Es imposible que las decenas de facultades de medicina, odontología,
enfermería y obstetricia creadas al amparo del D.L. 882 puedan contar con
dichos recursos. Un
clima académico que contribuya a la formación integral de los alumnos.
Instituciones creadas con fines de lucro transmitirán como fundamentales aun
sin proponérselo los valores materiales, en detrimento de la formación
integral que atiende al desarrollo de la persona así como para el desarrollo y
bienestar de la sociedad a la que pertenece. Una
organización institucional que respete el derecho de las personas y estimule el
cumplimiento de sus deberes dentro de un ambiente democrático ajeno a toda
clase de discriminación. En la misma línea, deberá cumplir estrictamente con la
justa promoción de los docentes y la elección democrática de sus autoridades. Recursos
para cumplir con la tarea de investigación como eje sustancial de su quehacer,
que debe comprometer a profesores y alumnos a lo largo de la vida
universitaria.
En un país donde hay tanto por descubrir y crear, la
investigación constituye un deber de la universidad respecto del desarrollo
económico, social y cultural del Perú. En una institución cuyo fin es el
negocio y el correspondiente lucro, la investigación queda necesariamente fuera
de lugar, desde que requiere gastos que afectarían el rendimiento económico que
generalmente priorizan los “dueños de la empresa educativa” Un estudio
realizado por CONCYTEC en el 2003 encontró que del total de universidades
entonces existentes solo CINCO investigaban. Recursos para cumplir con sus
actividades de proyección o acción social. Estas actividades, que ponen a la
universidad en contacto directo con la realidad del país, constituyen uno de
sus tres pilares fundamentales, requieren de claridad ética respecto de la
obligación de la institución frente a las necesidades de las poblaciones
carentes de la debida atención por parte del Estado. Tratándose
de actividades de extensión cultural dirigidas a la población en general, éstas
requieren gastos que no reditúan beneficios económicos.
Una “empresa
educativa”, creada para producir excedentes y distribuir utilidades, carecerá
de la determinación política que se requiere para cumplir con este deber
institucional, vías para activar relaciones inter institucionales, tanto
nacionales como internacionales. El
intercambio académico es fundamental en el nivel universitario para mantener la
actualización de los conocimientos. Los convenios y acuerdos facilitan el
trabajo asociado y el intercambio de profesores y alumnos. La pertenencia a
instituciones académicas internacionales facilita el mantenimiento de
relaciones productivas. Ello es posible cuando la institución posee un
prestigio reconocido por la calidad de sus graduados, su producción científica
original, publicada en revistas indexadas y la solvencia ética personificada en
el prestigio de sus autoridades y profesores.
La
universidad empresa puede, en razón de su poder económico, lograr contactos
internacionales que, seguramente, serán con empresas similares, pero no con las
instituciones de mayor prestigio, que son aquellas que operan sin fines de
lucro, sean públicas o privadas. Si las cosas siguen como hasta ahora,
preguntémonos, en qué manos va a caer la salud y la vida de las personas, qué
arquitectos e ingenieros construirán las casas y edificios para que no se desplomen
al menor temblor, qué ingenieros construirán el sistema vial que contribuya a
la integración territorial de la Nación, qué abogados defenderán a los
necesitados de justicia, qué magistrados administrarán justicia sin dejarse
manipular por el poder político o económico, qué economistas conducirán el
desarrollo del país, qué maestros formarán a las futuras generaciones, o ¿qué
políticos habrán de encausar el progreso del país?
Es claro que no contamos con
un exceso de profesionales altamente calificados en las distintas ramas del
saber y de la acción profesional, ¿qué será de la nación si esta condición se
agrava con la aparición de miles de profesionales incompetentes y carentes de
la debida formación ética? Por todo ello, crear una universidad requiere un
alto sentido de responsabilidad frente a la Sociedad y al Estado. Tal
responsabilidad tiene claros fundamentos éticos y morales que no pueden ser
soslayados.
En el Congreso de la República la ex ministra de educación Mercedes
Cabanillas ha presentado el proyecto de ley N° 2340/2007-CR “para suspender
temporalmente la creación de nuevas universidades privadas con la finalidad de
proteger a la juventud peruana que con entusiasmo y sacrificio asiste a centros
superiores que no tienen la infraestructura adecuada, recibe una educación de
baja calidad y, luego de su titulación, sufre para encontrar trabajo porque su
mala formación no le permite competir con profesionales egresados de
universidades con reconocido prestigio académico”. Si
bien el proyecto de la congresista Cabanillas cumple como medida de emergencia,
no alcanza a solucionar el problema a largo plazo, comenzando porque deja para
más tarde la evaluación de las creadas bajo la sombra del D.L.882, sin
modificar su condición de empresas con fines de comercialización sostenida por
la estructura del negocio.
Por otra parte, se ha visto que instituciones
destinadas a regular la educación superior como es el CONAFU, ven
desautorizadas sus resoluciones mediante acciones de amparo, que los jueces
fácilmente admiten ateniéndose exclusivamente a los aspectos literales y
formales, haciendo caso omiso al daño que están ocasionando a la educación
peruana.
Es
así como una sola empresa ha diseminados filiales por todo el territorio
nacional, abusando, entre otras cosas, de la llamada educación a distancia.
Frente a tan desastrosa realidad, y en la búsqueda de soluciones creemos
necesario, por una parte, derogar el DL. 882
y por la otra, plantear la urgencia de elaborar una nueva ley universitaria que
corresponda a los principios éticos antes señalados. Esperemos la aprobación o derogación de la nueva ley universitaria que se esta debatiendo actualmente en el congreso de la república (2014).



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