miércoles, 18 de enero de 2012

El Fuego de la innovación

En la mitología griega, Prometeo fue quien favoreció el progreso de los hombres: Prometeo es quien enseñó a los hombres a subyugar a los animales y a usarlos como auxiliares en el trabajo. Les mostró la forma de construir barcos y velas para la navegación, les enseñó a observar las estrellas, a dominar el arte de contar y escribir, a descubrir los metales debajo de la tierra y a preparar alimentos nutritivos y remedios para curar las dolencias.
Esquilo. Autor de Prometeo
Pero un día desafió a los Dioses, irrumpiendo en el Olimpo y robándoles el fuego. Ante su arrogancia, Zeus decidió castigarlo atándolo a un acantilado, para que las águilas comieran por siempre su hígado.

El mito de Prometeo es uno de los más populares acerca del desarrollo de la humanidad: al entregarnos el "fuego de los Dioses", nos dio un elemento esencial del orden material y espiritual.

La Filosofía, la Historia y la Educación han tomado de él valiosas lecciones. Pero, ¿qué pueden aprender de él los innovadores y emprendedores de hoy? ...que aquellas organizaciones, que pretendan ser genuinamente innovadoras, también dependerán de un cierto "fuego"!


Toda organización debería tener su Prometeo... y -por qué no- un poco de la arrogancia de aquel. Su arrogancia consistió en creer que una persona podía, con sus propios poderes, resolver problemas que los Dioses no habían resuelto.




Este tipo de arrogancia es necesaria para innovar:

Prometeo no sólo desafió la sabiduría convencional -que el hombre no podía utilizar el fuego- sino que enfrentó el Poder (los dioses) que pensaban que el hombre no merecía este elemento.

Esto es exactamente lo que debe estar dispuesto a hacer un innovador: enfrentarse a la sabiduría convencional, que dicta aquello que es "necesario, útil... y posible". Al igual que Prometeo, debe desafiar una estructura de poder y superar la inercia del conjunto.

                                          

Los sistemas siempre tienden hacia su conservación: 
Innovaciones que hoy tienen éxito no fueron desarrolladas antes porque la organización no estaba dispuesta a asumir el riesgo. En la ciencia, las viejas ideas no se abandonan hasta encontrar nueva y reveladora evidencia. En el campo de la tecnología, muchas innovaciones son ignoradas -simplemente- porque no se puede convencer (a alguien con poder) para utilizarlas...

Prometeo creía que el fuego era necesario, útil... y posible!:


Confiaba en que podía robarlo y que valía la pena hacerlo. El innovador tiene esta misma seguridad. Después de todo, los constantes avances científicos y tecnológicos demuestran que el conocimiento alcanzado en un determinado momento siempre es incompleto o incorrecto. Cada vez que alguien piensa que su descubrimiento es el mejor, aparece otra idea mejor. Los nuevos descubrimientos prueban que "lo necesario, útil y posible"... cambia constantemente.

Prometeo era un emprendedor:

Posiblemente fuera también una persona problemática, frecuentemente castigada e ignorada. Es habitual que los emprendedores e innovadores sean considerados rebeldes. Sus ideas, proyectos e iniciativas son vistos como revolucionarios, no autorizados y contrarios a los objetivos organizacionales. Por ello, así como Zeus castigó a Prometeo, muchas organizaciones castigan a sus innovadores. Pero ignorar, castigar, o aislar a los emprendedores transmite un mensaje al resto de la organización que atenta contra futuras innovaciones: "¡no se atrevan!"

Una organización que tenga la fortuna de contar con alguien, que sueña obtener "el fuego de los Dioses", debe aprovechar ese talento y no reprimirlo. De lo contrario, Prometeo llevará ese fuego a otro lugar...




 Mg. Rubén Enzian. 
Director Creativo de Azul Corporación 
www.azulcorporacion.com




                                     

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