Fue Sócrates quien dijo que el propósito de la filosofía era
ayudarnos a ser "personas excelentes". Pero, ¿cómo se traduce esto a nuestra
realidad? ¿Cómo nos convertimos en personas excelentes? ¿Cómo podemos usar la
filosofía en nuestra vida cotidiana para ayudarnos a tener éxito en nuestras
metas más importantes?
Lo más sorprendente de la filosofía, es que puede ser
increíblemente accesible y "amigable". Durante miles de años, sabios
y pensadores han contemplado el significado de la vida. Muchos de los grandes
filósofos hablaron, acerca de los desafíos que enfrentamos hoy, con palabras
que son fácilmente comprensibles y verdaderamente inspiradoras. Tomemos por
ejemplo a Aristóteles, quien vivió alrededor del año 300 antes de Cristo. ¡No
dejemos que su antigüedad le reste vigencia, ya que estaba lleno de ideas
interesantes y tenía un sereno sentido del humor! Pensemos en él como en un
"amigo sabio" y utilicemos sus ideas para ser excelentes personas.
Aristóteles creía que todo tenía un propósito. Afirmaba que
nuestra misión, como seres humanos, es pensar
para poder vivir una buena vida. Desde su punto de vista, mientras
contemplemos el universo y nuestro rol en él, estaremos cumpliendo nuestro
propósito. Estos cinco pensamientos de Aristóteles, podrían ayudarnos a
contemplar el mundo de hoy e inspirarnos para ser más efectivos:
1- Somos aquello que repetidamente hacemos. La
excelencia no es un acto, sino un hábito:
¿Qué es aquello que "repetidamente hacemos"? ¿Saludamos a nuestros vecinos, permitimos que un peatón pase delante nuestro al conducir, agradecemos a quienes nos sirven, respetamos a nuestros ancianos? ¿Qué dicen nuestros hábitos de nosotros? ¿Es éste el mensaje que deseamos enviar? ¿Cómo podemos modificar nuestros hábitos para reflejar nuestro deseo de ser personas excelentes? ¿Qué actos de excelencia podemos hacer repetidamente hasta convertirlos en un hábito? Elijamos algo pequeño y simplemente comencemos a hacerlo hoy y todos los días.
2- La educación es la mejor preparación para la vejez:
¿Qué estoy aprendiendo estos días? ¿Cómo estoy utilizando mi tiempo libre? Analicemos la manera en que incluimos el aprendizaje en nuestra vida diaria. ¿Leo frecuentemente? ¿En qué momentos aprendo? Reflexionemos sobre nuestro contacto con la educación y potenciémoslo. Elijamos formas de aprender que nos diviertan e inspiren. Una clase de cocina, un nuevo deporte, libros acerca de un país que nos interesaría visitar, ver una película, ir al teatro, museo, navegar productivamente, etc. Si perseguimos nuestros intereses con pasión, siempre desearemos seguir aprendiendo. ¡Esto definitivamente califica como un hábito que conduce hacia la excelencia! Prometámonos que siempre tendremos cosas interesantes, sobre las cuales hablar, cuando lleguemos a viejos (aparte de enfermedades, política y el clima). Aprendamos hoy a encender nuestra propia curiosidad y abracemos el aprendizaje continuo como una aventura para toda la vida.
3- Una mente educada considera un pensamiento, aún sin aceptarlo:
Todos lo hacemos. Escuchamos una idea e inmediatamente nos atamos a una opinión acerca de ella, sin tomarnos el tiempo para madurarla. Tendemos a utilizar nuestra inteligencia para "defender" opiniones tomadas de antemano. Sin embargo, Aristóteles nos dice que seríamos mucho más sabios si discutiéramos menos y pensáramos más.
La próxima vez que alguien haga una sugerencia que no nos gusta, o con la cual discrepemos, probemos lo siguiente: esperemos tres minutos antes de atacarla. Esto no significa que debamos permanecer en silencio o desinteresados, sino formulando preguntas y mostrando interés. Mostrémonos abiertos, involucrados y no combativos. Nuestra eventual refutación será más fácilmente aceptada, luego de que demostremos haber considerado detenidamente el concepto. Transcurridos los tres minutos, podemos sentirnos libres de expresar nuestra opinión original. Seguramente, ésta habrá cambiado en alguna medida porque invertimos tiempo "considerando un pensamiento" en lugar de atacarlo. Otro "truco" es separar el pensamiento del pensador: ¿Estamos seguros que no desaprobamos el pensamiento, sólo porque no nos agrada el pensador?
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4- Tenemos el poder de hacer algo, pero también tenemos el poder de no hacerlo:
Si tenemos la iniciativa de hacer algo, también podemos elegir dejar de hacerlo. Esto se aplica a aquellos "malos hábitos" como comer en exceso, fumar, o tomar mucho alcohol y también a aquellas conductas que no consideramos "hábitos" (como mirar demasiada televisión, no caminar con frecuencia, no leer "nada profundo", etc...) Si lo hemos hecho siempre, no tenemos porque continuar haciéndolo. Tenemos el poder de no hacerlo.
5- Pensar bien desde el principio, es tener la mitad del trabajo hecho:
Aristóteles entendía que establecer una meta, investigar y realizar un plan, incrementaban las posibilidades de realizar con éxito una tarea. Una adecuada preparación siempre nos ahorra tiempo y esfuerzo.
Comencemos desde hoy a utilizar estas ideas para ser mejores
personas. Desarrollemos nuestros mejores hábitos y preparémonos para la
excelencia. Nuestro amigo Aristóteles estaría orgulloso y Rubén Enzian Rodríguez con ustedes.
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| Grabando LAS TRADICIONES PERUANAS DE RICARDO PALMA en el Convento de San Agustín-Lima -Perú. |




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